Realizar actividades que implican una novedad protege de la enfermedad de Alzheimer, según revela un estudio hecho con ratones de laboratorio que se publica en la revista Neuron. Además, los investigadores han descubierto el mecanismo por el que realizar actividades estimulantes intelectualmente es tan beneficioso.
Los científicos expusieron a los animales a pequeños fragmentos de proteína amiloide humana, que se acumula en el cerebro y es responsable de la enfermedad. Los resultados revelaron que, cuando los ratones realizaban actividades nuevas, se activaban los receptores beta-2-adrenérgicos, que reducen el daño de la proteína amiloide. Este efecto era mucho mayor que el conseguido cuando los animales realizaban actividades físicas. Además, cuando los investigadores suministraban a los ratones unos fármacos denominados agonistas betadrenergéticos, que se usan para tratar otras afecciones como el asma, también se conseguía este efecto protector.
Estudios previos han puesto de manifiesto los beneficios de la actividad mental para combatir el Alzheimer. Por ejemplo, otro trabajo publicado en la revista Neurology demostró que hablar varios idiomas retrasa la aparición de los síntomas de la enfermedad. La nueva investigación he desentrañado el mecanismo por el que se produce este efecto protector, que será muy útil para desarrollar nuevos fármacos que ayuden a combatir las enfermedades neurodegenerativas.
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